El Valor de la Interculturalidad

El Valor de la Interculturalidad


No me da miedo el encuentro entre culturas. Me podría dar miedo el encuentro entre grupo de personas aculturales. Lo diré de otra forma. La cultura no pertenece a ningún individuo, sino que es compartida.


De tal forma, que estos individuos que forman parte de esa identidad cultural, comparten creencias, motivaciones, reglas morales y económicas, en definitiva, valores con rasgos similares que les identifican.


Pero no siempre podemos asociar cultura y conducta. La cultura tiñe el colectivo de rasgos comunes, pero dentro de ese colectivo cultural, existen individuos o pequeños grupos que presentan conductas inadecuadas o negativas, que alteran la cohesión de los grupos a los que pertenecen.


Reflexiono sobre este tema, porque al escribir sobre la interculturalidad, es necesario abordar con sensatez democrática este fenómeno, para quitarles argumentos a los que pregonan y defienden la confrontación entre las diferentes culturas, especialmente, en contra de aquellos que emigran y vienen a países del primer mundo y pertenecen a otras culturas y etnias, diferentes a la cultura de acogida y predominante.


Algunos gobernantes y propagandistas, mezclan, confunden y presentan de forma sesgada la realidad social y cultural de las diferentes culturas que llegan a un país de acogida, estableciendo generalizaciones promoviendo en la opinión pública estereotipos de culturas, de carácter peyorativo.


Decía al principio, que no me daba miedo el encuentro entre culturas, se dio antes, se da ahora y se dará siempre. Desde la perspectiva de la Psicología Social, analizo este sentimiento y me atrevo a afirmar que, las culturas, como tales, se necesitan para enriquecer su patrimonio. En la actualidad, la convivencia en interculturalidad, nos enseña que no se puede buscar la homogeneidad o la uniformidad como fin de la interculturalidad.


A lo largo de la historia, la concepción de imponer códigos sociales, morales, religiosos y otros más, nos ha traído guerras, inquisiciones y destrucción. Hoy, la convivencia intercultural, es motivo de estudios, de investigación, de utilización de estrategias de convivencia, de apuestas por la colaboración de civilizaciones.


Otro aspecto a tener en cuenta, es el desplazamiento de las amenazas de confrontación multicultural del reparto del trabajo. En siglos pasados, los desplazamientos de las culturas preponderantes, laicas y religiosas, para imponer su hegemonía. Los fuertes conquistaban a los débiles. Ahora los débiles, llegan a los países poderosos en busca de un puesto de trabajo y una vida más digna.


Depende de la capacidad del país para equilibrar la capacidad de creación de empleo y la demanda que se genera. Los nativos ya no contemplan trabajar en algunos sectores, siendo ocupados por los que vienen de otros países con menos recursos.


Finalmente, se produce una situación procedente de los países del tercer mundo, donde existen tremendas bolsas de pobreza (antes también) y donde se está produciendo un cambio psicológico como consecuencia de la globalización de la información.


Al conocer que existen paraísos de bienestar económico, ya no se conforman con padecer la hambruna y, a pesar de poner su vida en peligro, emigran hacia esos países que les prometen “El Dorado”.


Por lo tanto, el fenómeno de la interculturalidad hay que analizarlo con nuevos esquemas que den muestra del avance humano y no del retroceso.