¿Por qué Somos Nostálgicos en Navidad?

El humanista y médico de Basilea, Hofer, en 1688, fue el primero que usó el término “nostalgia”. Describía en su escrito la “enfermedad” que había observado en soldados suizos y en estudiantes, alejados del suelo natal y que solo se curaban con el retorno al ambiente familiar. Este concepto fue cambiando con los distintos autores que han hablado de él y en el transcurso del tiempo.

En nuestra época, se acerca más a un anhelo indefinido e inconcreto, a volver a una época pasada. En Navidad, sin embargo, más que volver al pasado, el individuo recupera amigos, familiares, situaciones del pasado y lo sienta en la mesa de su conciencia actual. Pero ocurre otro fenómeno, se apodera de la mayoría de los individuos un sentimiento de culpabilidad, que en general, les hace autoacusarse, responsabilizándose de la infelicidad del mundo.

Todos estos estados de ánimos, nos hacen, durante unos días, ser más sensibles a la tristeza que a la alegría y se produce un retorno a vivencias afectivas, se reactivan las huellas de la memoria trayendo hasta nuestro consciente, los recuerdos esenciales de nuestra infancia y juventud.

¿Por qué se producen estos fenómenos en Navidad? Lo diré de manera sintética: porque se produce en el individuo un anhelo indefinido de liberación frente a las dificultades del presente. En Navidad eclosiona la información almacenada y hay una lucha (muchas veces como acto reflejo) entre el presente y el pasado y aparecen sentimientos de morriña con situaciones y personajes del pasado.

Es como el momento (que dura días) en el cual se comparan dos vidas (como diría Platón), optando por la primera, recordándola, degustándola, idealizándola y, el cerebro nos impele a la vuelta, a desearla.

En definitiva, nos imbuimos hasta cierto punto en la nostalgia y la melancolía. Pero cuando esa subjetividad choca con la objetividad del momento, aparece en nosotros lo mejor de los seres humanos, el deseo de mejorar nuestras vidas y las de los otros, para hacerlas más igual a la pasada. Y para eso en este corto período de la Navidad, somos más buenos, más generosos, más solidarios… Es el anhelo de liberarnos de los vicios adquiridos con el tiempo y de la finitud de nuestras vidas que nos arrancó seres queridos.

No quiero ponerme para nada nostálgica y por ello, diré que, soy más partidaria de enfocar estos días como los apropiados para disfrutar de la compañía de seres queridos que se encuentran en otro lugar y aprovechar estas fechas de vacaciones para celebrarlas con ellos.

De cualquier forma, es el momento, como diría Rouseau, “de volver a la bondad humana”. ¡Lástima que esta actitud solo dure unos pocos días!