La Depresión
Todo el mundo ha oído hablar de la depresión. Es posible que, incluso cerca de nosotros, haya una persona que nos pueda decir que ha tenido una depresión o que en este momento esté depresiva.
Por tanto, debido a la frecuencia con que este trastorno se presenta en la sociedad, existen numerosas terapias, que, por fortuna, la mayoría de ellas dan buenos resultados. Por supuesto no me voy a poner a hablar de todas ellas, ni de las diferencias entre unas y otras, pero sí quiero prestar mi atención a la Activación Conductual. ¿Qué quiere decir esto?
Veamos. La depresión se muestra con una serie de síntomas, que nos permiten detectar cuándo un individuo puede estar pasando por ella. En la Activación Conductual, esas conductas depresivas, se atienden teniendo en cuentas sus características personales, contemplando todo aquello que pudiera tener influencia en la persona que presenta los síntomas, se realiza un análisis exhaustivo de todo ello, y, a partir de ahí, se proponen actividades.
Estas actividades se programan, como he dicho, teniendo en cuenta las características del sujeto y de acuerdo a sus necesidades y valores. La persona depresiva presenta pensamientos negativos y estados de humor perjudiciales que debe cambiar. Las actividades programadas serán personalizadas y orientadas al cambio de sus actitudes y conductas.
Fundamentalmente encontramos una diferencia entre este tipo de terapia con respecto a otras y es que, es activa no pasiva; el sujeto pasa a ser sujeto activo entrando en la fase de aceptación de cambio.
Pasará de ser pasivo a actuar. No es que pensemos que el paciente vaya a cambiar el medio en el que se encuentra, sino que, lo que se va a producir es un cambio en la mente del sujeto depresivo. De esta forma, el terapeuta ayudará al sujeto a solucionar los problemas que se le presenten.
El paciente no estará a la expectativa de que el terapeuta le resuelva los problemas, sino que, el terapeuta marcará las pautas necesarias al paciente para que tome las riendas del control mediante cambios de conductas, abandonando las negativas que le mantienen en la depresión. Este tratamiento, por tanto, consiste en dar fuerza al sujeto para poder vivir y hacerse fuerte emocionalmente.
La depresión puede aparecer por diversas circunstancias, aunque en ocasiones no es fácil localizarlas. La depresión no indica que el sujeto que la padece tenga dentro de sí alguna patología, sino que las vivencias o situaciones vividas en combinación con sus características personales, le predisponen a la depresión.
Con la terapia adecuada, se puede salir de la depresión, y, no hay motivo para pensar que es fácil volver a recaer o reincidir.
La filosofía contextual considera que los trastornos psicológicos son debidos a las circunstancias personales y no a que el individuo tenga un desajuste interno, psiquiátrico y psicológico.