Biografía de Sigmund Freud

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Biografía de Sigmund Freud

Hablar de psicología, es hablar de Sigmund Freud, uno de sus referentes más importantes. Freud abrió paso a la psicología moderna desarrollando teorías alejadas de tabúes y de costumbres tan puritanas de su época. En la actualidad, su legado es parte fundamental de la cultura de la psicología.

Infancia

Sigismund Schlomo Freud, nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, Moravia (en la actualidad, la República Checa) dentro de una familia judía.

Fue el mayor de seis hermanos (cinco mujeres y un varón). Además tenía dos hermanastros, de parte de su padre Jacob Freud, el cual se casó con Amalia Nathansohn (madre de Freud), en 1855, convirtiéndola en su tercera esposa.

En 1859, el fracaso de los negocios de su padre obligó a la familia a abandonar su hogar en Freiberg y mudarse a Leipzig, y finalmente, en 1860, a Viena.

En 1865, Freud entró a la escuela secundaria Leopoldstädter, donde demostró ser un alumno sobresaliente y se graduó en 1873 con honores.

Estudios y viajes universitarios

A pesar de que su familia atravesó dificultades económicas, sus padres se esforzaron para que tuviera una buena educación. En 1873, con 17 años, Freud ingresó a la Universidad de Viena como estudiante de medicina. Allí conoció a Joseph Breuer quien le ayudaría, más adelante, con sus investigaciones.

En 1877 abrevió su nombre de Sigismund Freud a Sigmund Freud. Se graduó como doctor en Medicina en 1881 y permaneció en la universidad como ayudante en el laboratorio de fisiología. Después trabajó en el Hospital General de Viena entre 1883 y 1885.

Como investigador médico, Freud fue pionero en el uso terapéutico de la cocaína como estimulante y analgésico. Entre 1884 y 1887 escribió muchos artículos sobre las propiedades de dicha droga, entre ellos, Über Coca (Sobre la coca). Es también conocido que el propio Freud consumió cocaína por algún período de su vida.

En 1985, Freud consiguió una beca del gobierno para estudiar en Paris junto al neurólogo Jean Martin Charcot. Él trabajaba en el tratamiento de trastornos mentales mediante el uso de hipnosis, en el manicomio de Salpêtrière.

Tras un año en París y de vuelta en Viena, en septiembre de 1886, se casó con Martha Bernays. La pareja tuvo seis hijos: Mathilde (1887), Jean-Martín (1889), Oliver (1891), Ernst (1892), Sophie (1893) y Anna (1895).

Freud y la nueva psicología

Por aquellas épocas los judíos no podían trabajar en instituciones públicas ni tampoco dar clases en la Universidad. Freud decidió abrir una clínica especializada en desórdenes nerviosos. Esto lo llevó a tratar pacientes con histeria, una reacción neurótica en la cual los conflictos emocionales son convertidos en síntomas físicos como parálisis y sordera.

En colaboración con Josef Breuer desarrolló el método catártico, con el cual procuró aliviar síntomas de histeria apoyado con hipnosis y electroimanes, pero pronto comprobó que las “curas” así logradas eran temporales. En la búsqueda de una cura permanente inventó un instrumento psicológico para la exploración de la personalidad: la “asociación libre”.

Esta nueva orientación se dio a conocer en su trabajo “Estudios sobre la histeria” de 1893. Freud considero los síntomas de la histeria como manifestaciones de emociones no descargadas.

El procedimiento terapéutico consistía en sumir al paciente en un estado hipnótico para forzarle a recordar la experiencia traumática, con lo que se descargarían las emociones causantes de los síntomas. A través de este proceso, llamado transferencia, el paciente podría reconstruir y resolver conflictos reprimidos (causantes de su enfermedad).

Más tarde, mediante el análisis de sueños, desarrolló las teorías sobre la sexualidad infantil y el complejo de Edipo. En 1899 se publicó la que es considerada como su obra más importante, “La interpretación de los sueños”.

También argumentó que la sexualidad infantil es perversa, en el sentido de que una gran variedad de objetos pueden ser una fuente de placer. Debido a esto fue rechazado por la sociedad puritana de esa época.

Obras y reconocimientos

Tras algunos años de aislamiento profesional debido a la indignación que sus ideas provocaron, comenzó a formar un grupo de adeptos a él: el germen del psicoanálisis. Sus ideas empezaron a interesar cada vez más al público y se fueron divulgando pese a la gran resistencia que suscitaban.

El primer reconocimiento oficial como creador del psicoanálisis fue en 1902, al recibir el nombramiento imperial como Profesor extraordinario de la Universidad de Viena.

Internacionalmente, obtuvo un reconocimiento en 1909, cuando la Universidad de Clark, en Massachusetts le concedió el título honorífico honoris causa. Al otro año, Freud creo una organización de ámbito mundial denominada asociación psicoanalítica internacional.

En 1923 se le diagnosticó cáncer de paladar, consecuencia de su intensa adicción a los puros. Debido a esto fue operado más de 33 veces. Su enfermedad, aparte de provocarle sufrimiento, lo obligó a usar prótesis de paladar que le dificultaron mucho el habla.

A pesar de esto, Freud continuó trabajando como psicoanalista y, hasta el fin de su vida, no cesó de escribir y publicar un gran número de artículos, ensayos y libros, entre los que destacan: “Tótem y Tabú” (1913), “Psicología de las masas” (1920), “El yo y el ello” (1923), “El malestar de la cultura” (1930), “Introducción al psicoanálisis” (1933), entre otros.

Últimos días y muerte

En 1938, tras la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi, Freud, en su condición de judío y fundador del psicoanálisis, fue considerado enemigo del Tercer Reich. Sus libros fueron quemados públicamente y tanto a él como su familia sufrieron acosos por parte de la Gestapo.

Marie Bonaparte, amiga y paciente de Freud, fue capaz de asegurarle un pasaje a Londres, Inglaterra, antes de que fuera enviado a un campo de concentración nazi.

El 23 de septiembre de 1939, muy deteriorado físicamente e incapaz de soportar el dolor que le producía el cáncer, le recordó a su médico personal, Max Schur, su promesa de sedación terminal para ahorrarle la agonía.

Freud murió en la medianoche, después de suministrarle tres inyecciones de morfina. Sus últimas palabras fueron: Das istabsurd! Das istabsurd! (¡Es absurdo! ¡Esto es absurdo!). Tres días después, sus restos fueron incinerados en el crematorio Golders Green, en el norte de Londres. Sus cenizas fueron guardadas en una antigua urna griega.

A pesar de los desafíos que enfrento, Freud se convirtió en una de las figuras más influyentes del pensamiento contemporáneo. Además, es considerado el padre de la psicología moderna y una de los mayores intelectuales del siglo XX.