Psicoterapia humanista integrativa

Psicoterapia humanista integrativa

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Introducción a la psicoterapia humanista integrativa

La psicoterapia humanista integrativa, la característica del trabajo psicoterapéutico es que moviliza tanto las palabras de la persona en terapia como las del terapeuta.

El modo de expresión y el uso de este discurso pueden ser muy diferentes según el enfoque utilizado en este trabajo terapéutico: por ejemplo, en el psicoanálisis, la terapia cognitiva o la terapia psicocorporal.

Algunos aspectos del trabajo terapéutico en Análisis Transaccional

El análisis transaccional comparte varios conceptos fundamentales con el psicoanálisis. Así, para nosotros, psicoterapeutas del análisis transaccional, el síntoma es la verbalización del conflicto intrapsíquico.

Incluso si lo que lleva al paciente a la psicoterapia es su deseo de que el síntoma desaparezca, nuestro objetivo será, en primer lugar, dar un sentido a este síntoma.

Cuando el paciente, de la psicoterapia humanista integrativa, haya podido elaborar la lógica inconsciente que le había empujado a estos (des)funcionamientos, podrá entonces dejar de producirlos.

 En este sentido, pensamos en el síntoma como una herramienta de lectura del tipo de personalidad o del escenario, por utilizar uno de los conceptos básicos del análisis transaccional.

En general, la persona que se somete a un abordaje psicoterapéutico llega con una queja. La persona podrá decir con bastante rapidez lo que le pasa, podrá decir de qué o de quién se queja.

 La primera tarea del terapeuta será ayudarles a transformar su queja en una demanda, para que se vean a sí mismos como parte de la solución y no sólo como parte del problema. En otras palabras, la persona que acude a terapia quiere salir de sus compulsiones de repetición, de sus mecanismos de defensa que se han vuelto demasiado rígidos o desajustados, o para utilizar este concepto básico del análisis transaccional, de los efectos nocivos de su escenario.

Esta primera fase del trabajo terapéutico, que corresponde a la transformación de la queja en demanda y luego en contrato, es particularmente importante para las posiciones respectivas del terapeuta y del paciente y el establecimiento de una «alianza terapéutica».

El trabajo terapéutico en el análisis transaccional tiene en cuenta las dimensiones del pensamiento, el comportamiento y las emociones y se desglosa en etapas sucesivas que varían según el paciente, su tipo de personalidad y su solicitud.

El enfoque humanista de la psicoterapia humanista integrativa

Tres grandes grupos de psicoterapia. En la actualidad, existen tres grandes grupos de psicoterapias que pueden incluir enfoques psicoterapéuticos más o menos homogéneos. Estos tres grupos son:

  • El psicoanálisis y las terapias de inspiración psicoanalítica (o psicodinámica)
  • Las terapias cognitivo-conductuales (TCC)
  • Las terapias humanistas (o existenciales).

Las terapias humanistas o existenciales incluyen diferentes «escuelas», las más representadas son el análisis transaccional (Eric Berne), la terapia gestalt (Fritz Perls), el enfoque centrado en la persona (Carl Rogers), la hipnosis ericksoniana (Milton Erickson) y la terapia familiar sistémica (Mony Elkaïm).

Serge Ginger, reconocido terapeuta de la Gestalt, ha definido las principales características de las psicoterapias humanistas (Ginger S. y Ginger A., 2008):

  • La persona es considerada en la interacción de todas sus dimensiones: física, emocional, cognitiva, social y espiritual.
  • El trabajo terapéutico no es sólo intrapsíquico, sino también interpsíquico, teniendo en cuenta al individuo, pero también sus relaciones con el entorno.
  • La expresión de la persona no es exclusivamente verbal, puede expresar sus emociones, moverse.
  • El presente y el futuro son tan importantes como el pasado.
  • La parte de la libertad, y por tanto de la responsabilidad personal, es esencial.

En particular, es la referencia a una persona aprehendida en todas sus dimensiones, el carácter dual del trabajo, tanto intra como interpsíquico, y la solicitud de una expresión que no sea únicamente verbal, lo que hace que el tríptico de pensamiento, emoción y comportamiento sea característico del trabajo terapéutico que se inscribe en un enfoque humanista.

Para terminar esta parte de clasificación y definición, y puesto que mi principal marco de referencia es el del análisis transaccional, precisaré que aunque tiene su lugar en el enfoque humanista, el análisis transaccional no se excluye de la corriente de terapias de inspiración psicoanalítica y utiliza, para pensar la interacción terapéutica, los principales conceptos de la metapsicología freudiana, como el inconsciente, los mecanismos de defensa o la naturaleza de la ansiedad, que varía según la estructura psíquica de la persona.

Esta «compatibilidad con el psicoanálisis» del análisis transaccional hace que a veces se «clasifique» como un enfoque de inspiración psicoanalítica.

Elementos explicativos de esta diversidad.- Psicoterapia humanista integrativa

Origen(s) de la diversidad de las psicoterapias. La diversidad de teorías y prácticas psicoterapéuticas es sin duda un reflejo de la creciente diversidad de formas de entender el funcionamiento humano y las dimensiones biológicas, psicológicas y sociológicas que lo determinan.

En efecto, algunos enfoques movilizarán principalmente los recursos cognitivos que el ser humano utiliza para aprehender sus mundos internos y externos (psicoterapias cognitivas), otros privilegiarán sus capacidades de insight y simbolización (psicoanálisis y terapias psicodinámicas).

Otros trabajarán a partir de los comportamientos observables (psicoterapias conductuales), de las capacidades de interacción en la familia (psicoterapias sistémicas) o de las experiencias corporales originales (psicoterapias corporales).

A esta diversidad nacida de la multiplicación de las capacidades explicativas que el hombre ha desarrollado progresivamente durante el siglo XX, se ha superpuesto otro proceso de diversificación, fruto de la actividad secesionista propia de toda «escuela».

El psicoanálisis fue (necesariamente) el primer teatro de este proceso con las disensiones entre Freud y sus primeros discípulos (Adler y Jung primero, luego Rank y Ferenczi, más tarde Melanie Klein o Anna Freud).

Las terapias conductuales y cognitivas (TCC) o las terapias humanistas, aunque sean más «jóvenes» que la corriente psicoanalítica, también sufren o actúan en este proceso de «diáspora».

Es también en y a través de este contexto de evolución y diferenciación que se desarrollaron los enfoques humanista y luego integrador.

El enfoque integrador en la psicoterapia humanista integrativa

El enfoque integrador en la psicoterapia humanista integrativa puede definirse como la voluntad de movilizar varios marcos de referencia diferentes para comprender al paciente y el trabajo terapéutico.

Las formas concretas que adopta el trabajo terapéutico se manifiestan a través de la relación que se establece entre el paciente y el terapeuta y a través de los métodos de intervención utilizados en el tratamiento. El ejercicio terapéutico puede describirse mediante dos tipos de características:

– características específicas que son las técnicas y métodos de intervención definidos con precisión por cada enfoque (la interpretación en el psicoanálisis, la exposición en la terapia conductual, la reestructuración cognitiva en la terapia cognitiva son algunos ejemplos).

– las características no específicas que son elementos relacionales «no técnicos» y que constituyen, en cierto modo, posibles factores comunes a todos los enfoques.

Por supuesto, la existencia de estos factores comunes no significa que todas las prácticas terapéuticas sean similares, pero es muy posible que estas prácticas actúen de forma mucho más convergente que las teorías que las promulgan (el psicoanalista podrá mostrar una actitud cálida, de empatía, de ánimo; el cognitivo-conductista, a través de las tareas requeridas, podrá trabajar las emociones movilizadas, etc.)

Esta constatación de convergencia -al menos parcial- ha llevado a muchos terapeutas a intentar integrar en sus tratamientos métodos o técnicas de intervención propuestos por otras orientaciones. Esto es lo que se ha llamado el enfoque integrador.

Este eclecticismo psicoterapéutico sólo puede expresarse en el aspecto técnico, en cuyo caso el psicoterapeuta «toma prestados» métodos fuera de su marco teórico de referencia y los valida empíricamente. Pero también puede expresarse en una vertiente teórica, y el terapeuta va entonces más allá de la mera combinación de técnicas para buscar una integración conceptual de diferentes marcos de referencia.

La familia es el sistema donde se desarrollan los procesos de individuación y diferenciación, es el lugar del Edipo. La familia también «actúa» en el desarrollo del individuo en dos dimensiones temporales diferentes, la sincrónica y la diacrónica.

En efecto, el individuo es un sujeto en interacción aquí y ahora (nivel sincrónico) pero también un sujeto resultante de una historia individual y colectiva (nivel diacrónico). Tanto las interacciones familiares sincrónicas como las diacrónicas, que son el escenario de los procesos de individuación y diferenciación, se hacen eco de muchos conceptos de cada uno de los tres modelos, a saber, el enfoque sistémico interaccional, la teoría del apego y el análisis transaccional.

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