El Conductismo

El conductismo

Índice de contenido

¿Qué es el conductismo?

El conductismo es una de las ramas más importantes de la psicología, junto con el psicoanálisis, y se desarrolló en oposición a este último.

En el conductismo, el psicólogo trata de estudiar el comportamiento observable de un individuo.

El objetivo es basar el estudio en hechos «objetivos» (al menos observables y verificables experimentalmente) y no en suposiciones sobre el «mundo interior» de los seres humanos. Desde este punto de vista, el conductismo se basa principalmente en la experimentación y la medición científica.

El conductismo marcó la historia de la psicología del siglo XX. Aunque criticada e incluso denostada, esta disciplina inspiró las TCC (terapias cognitivo-conductuales) tan extendidas hoy en día. Por ello, nos parece interesante volver a examinar, a través de esta serie de artículos, los principales conceptos y figuras clave de esta disciplina.

Nacimiento de la psicología conductista

El conductismo, descubierto por Ivan Pavlov en el siglo XIX, estudia lo que una persona refleja a través de su comportamiento (sus gestos, acciones, la forma en que se comporta y las palabras que utiliza), en general o en determinadas situaciones, en relación con su entorno (relaciones familiares, profesionales o amistosas). Mediante el análisis y la modificación de estos comportamientos, la persona tiene acceso a su propio funcionamiento psicológico y puede modificarlo.

Los experimentos de Ivan Pavlov dieron origen al movimiento conductista a principios del siglo XX. Ofreciendo comida a los perros inmediatamente después de que oyeran un timbre, pudo estudiar el condicionamiento (el perro saliva en cuanto oye el timbre). También demostró la extinción del condicionamiento, al no presentar comida a los perros tras el sonido de la campana.

En 1924, Mary Cover Jones desarrolló las primeras terapias conductuales exponiendo gradualmente a los niños al objeto de su miedo y recompensándoles, pero también presentándoles a otros niños que no tenían miedo.

En 1952, Josep Wolpe propuso un tratamiento de «desensibilización sistemática» como parte de su trabajo sobre la ansiedad. Este tratamiento se basa en el principio de «inhibición recíproca», es decir, se establece un estado psicológico incompatible con el estado de ansiedad generado por el objeto de la fobia.

En las décadas de 1950 y 1960, las terapias conductuales empezaron a tener en cuenta los sistemas de creencias y emocionales para tratar mejor las neurosis. Ya en 1953, Albert Ellis subrayó la idea de que los trastornos psicológicos tienen su origen en comportamientos aprendidos en la infancia e inadaptados a la vida cotidiana: por ello propuso una terapia centrada en el presente que permitiera modificar estos comportamientos inadaptados mediante la racionalización y los ejercicios mentales.

A medida que las terapias cognitivas se agrupaban cada vez más con las terapias conductuales en la práctica (trastornos de ansiedad, trastornos de pánico), estas dos ramas se fusionaron gradualmente para pertenecer al mismo grupo, las terapias cognitivo-conductuales.

Características del conductismo

El conductismo no se ocupa de la causa del trastorno psicológico o psiquiátrico. El terapeuta analiza cada síntoma con gran precisión (su duración, frecuencia, circunstancias de aparición, qué lo desencadena y qué lo mantiene). Cada síntoma se tratará uno por uno, a veces utilizando varias técnicas.

Dependiendo del problema, el psicoterapeuta puede utilizar las siguientes técnicas

  • aversión: esta técnica consiste en provocar una reacción negativa ante un comportamiento; a veces se utiliza en el alcoholismo (cura del asco) o en la enuresis;
  • provocación de la ansiedad: se coloca a la persona en un contexto que desencadena su síntoma hasta que la ansiedad desaparece, siempre con la supervisión del terapeuta;
  • inhibición recíproca: colocando a la persona en un estado de relajación, el terapeuta puede confrontarla con lo que desencadena el síntoma, siempre con el objetivo de hacer desaparecer la ansiedad;
  • inhibición condicional: es una técnica muy eficaz para los tics y la tartamudez, que consiste en repetir un hábito para hacerlo desaparecer;
  • condicionamiento operante: el terapeuta anima a la persona a anticipar o experimentar un comportamiento en circunstancias favorables para luego reproducirlo más fácilmente en un momento de crisis o dificultad.

Al sustituir el comportamiento inadaptado o reducir su carga emocional, el conductista permite a la persona modificar su conducta y sentirse más cómoda en la vida cotidiana.

¿Qué es la terapia conductual?

La terapia conductual es breve, práctica y activa, y se utiliza para tratar trastornos psiquiátricos como fobias, ansiedad, adicciones, trastornos depresivos, etc.

La psicología conductista sugiere que cualquier síntoma (ansiedad, fobia, etc.) es la marca de un comportamiento inadaptado, que se ha implantado en el paciente a lo largo de los años, reforzado por la experiencia cotidiana. De este modo, la terapia conductual permitirá al paciente deshacerse de estos comportamientos problemáticos, inadecuados y repetitivos, gracias a la aplicación de estrategias más adaptadas, pero también de ejercicios para realizar en casa.

A diferencia del psicoanálisis, en el que el terapeuta favorece la libre asociación de ideas por parte del paciente, en la terapia conductual el terapeuta es más directivo y está más presente y, por ejemplo, hará preguntas al paciente, le sugerirá que participe…

Los ejercicios a realizar en casa son cruciales en la terapia conductual, ya que el paciente debe invertir en la vida diaria para desaprender estos comportamientos desarrollados durante la infancia y reforzados a lo largo de la vida.

Establecer una terapia conductual

Tomemos el ejemplo de una persona con fobia a las arañas. Lógica y racionalmente, esta persona sabe que las arañas son seguras para ella, pero no podrá evitar los ataques de pánico ante la visión o el pensamiento de una araña. Evitar incluso las arañas reforzará el comportamiento fóbico, al aumentar la amenaza.

La terapia conductual propondrá entonces exponer gradualmente al paciente a los estímulos temidos, con el fin de aniquilar la fobia. Cuando la ansiedad es demasiado fuerte, se puede recurrir a la relajación como complemento.

Vídeo sobre El Conductismo

Vídeo sobre El Conductismo, del canal:

Pedagogía Digital