En estos momentos de crisis, me gustaría destacar un trabajo realizado por Eduardo Infante y Amalia Pérez, sobre las “actitudes positivas y la búsqueda activa de trabajo” como pre-doctores de la empleabilidad de los jóvenes andaluces. Hago referencia a él, por la importancia que puede tener, desde el punto de vista de la Psicología Social y, sobre todo, que puede favorecer la búsqueda de empleo a los adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años.
Diré en primer lugar, que en la exploración de los jóvenes para encontrar empleo, se dan factores externos como la tasa de paro en la zona, la economía familiar, los factores socio-políticos, etc., así como otros de naturaleza interna.
A éstos últimos quiero referirme, pues son factores que pueden modificar al individuo. También quiero apuntar, que aunque más adelante analice dichos factores pormenorizadamente en grupos de chicos o chicas, avanzaré que, los jóvenes que más posibilidades tendrán para acceder a un puesto de trabajo, son los que se caractericen por mostrar significativamente mayor disponibilidad para trabajar, actividad de búsqueda de empleo más intensa, mayores expectativas de éxito, autovaloración más positiva y menor tendencia al victimismo, achacando su desempleo solo a causas externas.
Existen también diferencias entre chicos y chicas en la búsqueda de empleo, y es bueno que las conozcamos, para que en cada grupo de iguales, se intensifiquen los aspectos positivos y se rectifiquen los negativos.
En los jóvenes varones, la tendencia es que confían más en encontrar trabajo, gracias a que el mercado los acepta mejor y, muchos de ellos, a sus recursos personales. Sin embargo, la búsqueda activa y disponibilidad (aceptar cualquier trabajo) es baja. Su constancia y su dedicación a la búsqueda, son volátiles, y en consecuencia, la frecuencia en sus esfuerzos, es arrítmica. Por su parte, el grupo de los chicos sí se considera moderadamente optimista para encontrar empleo, respecto al grupo de las chicas.
En el grupo de las mujeres, la característica principal es que ellas se muestran más activas en la búsqueda de empleo y mucho más dispuestas a ocupar diversos trabajos. Consecuentemente, la frecuencia en la búsqueda de trabajo es muy alta, así como su interés laboral, es decir, su intensa preocupación por el empleo. A pesar de ello, este colectivo formula mayores dificultades externas en encontrar trabajo, por lo cual, su autoestima en dicha búsqueda es moderadamente pesimista.
A la vista de este análisis, podemos concluir, que existen factores internos, psicológicos y humanos que se pueden y deben mejorar, para que no pueda decir nadie que no se ha realizado el máximo esfuerzo personal en la búsqueda de empleo.
Las causas externas en estos tiempos, no favorecen la incorporación de todos los jóvenes que terminan sus estudios o están en paro, pero a pesar de eso y además para vencerlo, es necesario mayor esfuerzo y constancia, luchando contra el desaliento y el desánimo, sin perder la esperanza ni la ilusión.