Actualmente, se está dando gran importancia a los valores emocionales. Las expresiones emocionales son señales que utiliza el ser humano para regular la conducta. Según algunos estudios, parece que, hacia el tercer mes, el bebé comienza a expresar emocionalmente estados que ha interiorizado hasta entonces.
A partir de este momento, las emociones hacen posible la supervivencia y favorecen la adaptación humana. Desde el punto de vista evolutivo, los adultos van regulando las emociones infantiles mientras que, poco a poco, los niños van adquiriendo mayor control emocional. Con este dato, intento adentrarme en la importancia que los padres tienen a la hora de educar a sus hijos en el aspecto emocional.
La respuesta del cuidador, modula el estado emocional del niño, ayudándole a formarse en aspectos como la tolerancia, afrontar niveles de tensión cada vez más elevados y le va enseñando estrategias de regulación. Una vez interiorizadas y reconocidas dichas estrategias, el niño puede utilizarlas regulando situaciones de estrés.
El papel de los padres en el desarrollo de la regulación emocional, es especialmente importante, le aporta seguridad, y, la expresión de miedo o tristeza, alerta a los padres que responden con empatía, regulando la situación.
Los niños que se encuentran al cuidado de personas con falta de sensibilidad e incoherencia, se muestran impulsivos e indefensos, con altos niveles de emocionalidad negativa, para llamar la atención y provocar la reacción protectora de una figura cuyo afecto hacia ellos es incoherente. Cuando el niño muestra expresiones negativas, sufre el rechazo de la persona querida, lo que hace que el pequeño reduzca o suprima esas expresiones para atenuar el distanciamiento materno.
Por tanto, es importante tener en cuenta que los padres son los que intervienen en la educación emocional de los hijos, siendo fundamental los estilos que utilizan en la intervención para regular su expresión emocional.
Por ello, podemos hablar de padres que consideran que sus hijos no tienen motivos para sentir miedo o tristeza, alegando que quieren llamar la atención, y de esta forma, impiden el desarrollo de estrategias de regulación en el niño.
Otros padres, piensan que es necesario dejar hacer a los niños, que se liberen prescindiendo de marcarles límites, y éstos, tampoco contribuyen en el desarrollo emocional del hijo. Pero, sí existe una forma de ayudar al desarrollo emocional del niño, y es, la que utilizan aquellos padres que ayudan a sus hijos a descubrir sus emociones y valorarlas; son capaces de comprender la situación por la que está pasando el niño, le enseñan cómo pueden expresar esas emociones, y finalmente, modularlas para la buena educación emocional.
Es por tanto importantísimo el reconocimiento de las emociones ajenas, para que el niño pueda desarrollar sus relaciones socioafectivas, las cuales, van a facilitar la empatía y algo muy importante, el efecto inhibidor de la agresividad. Es fundamental, por todo lo dicho anteriormente, asentar en los hijos, desde el principio de su desarrollo, el control de las emociones que son las bases para la regulación emocional y por ende, la convivencia.