El Envejecimiento de la Personas
Antiguamente, quienes mandaban en los pueblos solían ser los mayores, aquellas personas que poseían la sabiduría, adquirida con la experiencia y la serenidad que se va implantando con el conocimiento de que en esta vida todo es relativo.
Sabemos que el envejecimiento es un proceso natural que comienza con la concepción del ser y prosigue durante toda la vida. Es gradual, con cambios y transformaciones que se producen a nivel biológico, psicológico y social, y van unidas a un deterioro.
En el individuo, la fuerza muscular se debilita, los órganos de los sentidos pierden fuerza y se aprecian dificultades en la capacidad de resolver problemas. Muchos de estos déficits progresivos, no son consecuencia directa de patologías específicas, y esto, caracteriza al envejecimiento normal.
Es verdad, que en los tiempos que vivimos la situación ha cambiado. ¿A qué es debido? Veamos. El ser humano, debido a los avances de la ciencia y de la medicina, vive más años que en la antigüedad.
Ello lleva consigo, que el envejecimiento presente síntomas diferentes. La vida del ser humano es más longeva, y da opción a que después de una larga vida de laboral, se opte por una actividad u otra dependiendo de las circunstancias de cada uno.
Para afrontar el envejecimiento, es muy importante adoptar una visión positiva de la situación personal, ya que esta actitud, abre nuevos horizontes y posibilidades, para la intervención de las deficiencias que se han producido.
Los cambios que se producen en el individuo durante la vejez, van en función de la capacidad de adaptación que cada persona tiene durante ese período. El concepto de bienestar en ancianos, se emplea para definir el envejecimiento satisfactorio y feliz. Las variables que influyen de manera determinante en la satisfacción vital de los mayores, proceden de la influencia genética, del estado de salud, del estilo de vida y de la educación recibida.
Desde el enfoque socio-cognitivo del desarrollo y envejecimiento de la personalidad, se estima que el motor del cambio reside en la percepción que el mismo individuo tiene de la necesidad de cambio.
En muchas ocasiones, la prolongación de la vida está acompañada de enfermedades y trastornos que reducen progresivamente la autonomía de las personas mayores. En estas circunstancias, el sujeto se encuentra con la preocupación de la edad y la dependencia, aspecto éste, al que ni la persona necesitada ni su entorno está preparado. Por ello, la importancia que tiene la formación de las personas que se ven en la necesidad de cuidar a un mayor en su familia.
Pero, dejando a un lado el aspecto anterior, no por quitarle valor, que lo tiene, sino por mi intención de terminar el artículo con optimismo, diré que, no debemos olvidar la importancia que tiene el mayor para la sociedad, ese veterano que ha sabido adaptarse al cambio y que le podemos conceder el título de sabio, ya que, conoce la relatividad de las cosas.
Algunas personas piensan que en la vejez, ya solo se puede esperar a que le llegue la hora final. Pero no, el anciano ha acumulado información valiosa para transmitírsela a los jóvenes y a los adultos, por aquello que decía antes, son capaces de enfocar la vida desde un punto de vista más humano, necesario en momento que nos encontramos.