En estos Tiempos Necesitamos Sabios

En estos Tiempos Necesitamos Sabios


En los últimos 20 años, la Psicología ha irrumpido en el estudio de la sabiduría, no solo para mostrar y demostrar los psicólogos que es una dimensión del conocimiento y de la actitud humana necesaria de investigar y acercarse a su esencia más profunda, sino que también es como un movimiento de reacción contra la excesiva especialización de la cultura moderna.


Por ello, no es baladí en estos tiempos de desestabilización de los cimientos que sustentan las relaciones económicas y financieras y que inciden sobre la vida de cientos de millones de personas, hablar sobre la sabiduría y los sabios que den luz sobre el camino a seguir.


El psicólogo Robert j. Sternberg, en su libro “La sabiduría y su relación con la inteligencia y la creatividad”, analiza la sabiduría y sus atributos comunes y distintivos con respecto a la inteligencia y creatividad, además, recrea a tres personajes históricos asignándole a cada uno una cualidad. Dice: “Cuando pensamos en Salomón, creemos que fue sabio.


A Einstein le recordamos como inteligente y a Milton como creativo”. Los tres podrían tener en mayor o menor medida los atributos de sabiduría, inteligencia y creatividad, pero Sternberg avanza en los componentes distintivos del sabio.


 Otros autores ponderan teorías que asocian la sabiduría a la personalidad y a la capacidad, no sólo de saber, sino, cómo utiliza el conocimiento que tiene para trascender de lo concreto de los acontecimientos a la causa final que los produce.


Ya los filósofos griegos, ponían el acento en el arte y el carácter bondadoso y multidimensional de la sabiduría, aunque subyacía una concepción metafísica de la sabiduría. En el renacimiento, se seculariza el conocimiento y la erudición. Leonardo Da Vinci, es un ejemplo de ello y se percibe en su desarrollo, que la sabiduría es la capacidad de comprensión de las leyes que rigen la materia en movimiento.


La psicología moderna, amplía ese campo y lo extiende además a un proceso evolutivo que alcanza una visión dialéctica del mundo (aunque su dimensión tenga límites geográficos) y una visión del ser.


Mi posición como psicóloga acerca de la sabiduría, está asociada al análisis desde el método dialéctico y a la luz de los cuatro principios que rigen la dialéctica cognitiva y que hoy están en ebullición en el mundo. El sabio o los sabios que los dominen, “salvarán el mundo”. Estos cuatro principios son: todo cambia, todo se relaciona, la ley de la contradicción y la ley de la identidad.


El sistema económico mundial hace aguas, se resquebraja. El primer principio, ha dado un cambio profundo. En el segundo principio, se acometen medidas parciales que no producen los efectos deseados. Se desconocen o no se aplican medidas psicológicas, que den confianza a los ciudadanos.


 Por consiguiente, desconocemos la influencia que ejercen unas con otras. Tal vez, en el tercer principio, sepamos cuales son los dos términos de la contradicción: Mercado y Estado. Pero ocurre que lo que hace años era idílico, el canto de muchos al mercado como un motor engrasado y benéfico, hoy se muestra como un devorador, con unas reglas internas que desequilibran esa contradicción y corre y corre, cual caballo desbocado, pisando la racionalidad.


Como consecuencia de ello, la cuarta ley de la dialéctica, identifica al sistema que se ha generado en esa contradicción, como un sistema de preponderancia omnímoda del Mercado sobre el Estado.


Quién es el sabio, que posee la sabiduría de exponer y convencer de la profundidad del cambio y las nuevas bases, que le den solución a los viejos cimientos del sistema.


Que proponga medidas que se interconexionen (medidas económicas, financieras, sociológicas, psicológicas, pedagógicas….) que muevan a la confianza y preparen la subida del camino a recorrer. Cuál será el sabio que destripe el porqué de la evolución de la contradicción que ha ido engordando al Mercado y esclerotizando al Estado (no sólo será como decía Almunia, por la ambición y la codicia del mercado).


Y lo que ya seria de sabio… sabio…, consistiría en avanzar la estrategia y los principios que se han de tomar, unido a las bases de una nueva cultura, que permitan equilibrar el poder del Estado y del Mercado, armonizando la intervención de lo público sobre lo privado, sin aplastarlo (esa experiencia de estados omnipresentes y omnipotentes, la vivió una parte del mundo y no sirvió más, que para traer hambre, falta de estímulos y de libertad).


Pero la sabiduría consiste ahora en comprender y desarrollar una teoría, una cultura, por la cual, los poderes públicos intervengan en las leyes internas del Mercado, para servir a la “inmensa mayoría y no a la inmensa minoría”.