La Multiculturalidad

La Multiculturalidad


Estudios de psicología relacionados con la cognición social, demuestran que los seres humanos tenemos gran capacidad de asimilación y adaptación, lo cual permite con los mecanismos adecuados, llegar a una auténtica multiculturalidad.


Esto no quiere decir que el simple hecho de la convivencia entre grupos de cultura diferentes, hace posible que se desarrolle el respeto y la comprensión mutua. La realidad nos demuestra que, sin otro tipo de intervención, no sólo se mantienen las diferencias, sino que se aumentan.


Este fenómeno sucede fundamentalmente cuando existe una competencia entre los grupos para obtener recursos, pues sólo uno de ellos puede conseguir los objetivos. Por el contrario, se dará una interacción y multiculturalidad positiva, en aquellas ocasiones en la que la obtención del objetivo esté condicionado a la cooperación entre ambos grupos.


Es por ello, que se deben buscar actividades y estrategias interdependientes, las cuales harán posible un conocimiento de las costumbres, creencias, lengua y modos de vida de las culturas, que conviven en una sociedad concreta.


El primer eslabón de estas estrategias, es el que se dirige a la educación infantil y juvenil, y, si en todos estos procesos interculturales es necesario el descubrimiento y la realización de objetivos comunes, en la escuela es vital para formar los vínculos que favorezcan la convivencia. Y en este apartado, es de desear, que los profesores adquieran una preparación específica de la multiculturalidad, especialmente en algunos centros, donde esos objetivos comunes requieren para su consecución una atención especial e individual que haga posible la eliminación de dificultades en algunos alumnos.


La segunda estrategia, para que la convivencia multicultural sea enriquecedora y a la vez se respete la diversidad de las culturas, requiere de la intervención de las instituciones, de las organizaciones no gubernamentales y de grupos de voluntarios que se movilicen en un territorio concreto para cooperar a la convivencia multicultural. Existen muchos estudios en psicología que marcan las estrategias en este sentido.


Pérez Campanero, en 1994, define tres fases del proceso, primero, identificar en cada lugar las situaciones desencadenantes del fenómeno multicultural. Segundo, identificar los sentimientos en la población implicada y, la tercera, descubrir qué piensan los que nos llegan de lo que debería estar sucediendo y cómo creen que se debería actuar con ellos.


De cualquier forma, entiendo que hay dos principios básicos, para conseguir los objetivos antes marcados: La cercanía de las instituciones y organizaciones y en este sentido, los ayuntamientos y las comunidades autónomas (en nuestro caso la Junta de Andalucía) tienen un papel decisivo en las estrategias a poner en marcha. Las entidades locales, conocen los problemas, están cerca de los inmigrantes y colectivos de cultura diferentes a la nuestra y en muchos lugares, por ejemplo, en Huelva, se trabaja desde hace tiempo, muy positivamente, en la multiculturalidad.


Téngase en cuenta que en muchos pueblos de Huelva, el número de inmigrantes en época de recogida de fresas y naranjas, casi iguala a los habitantes del municipio. La segunda condición es: la tolerancia y la comunicación con los que vienen con otros hábitos culturales. Aislarlos, es sinónimo de radicalismo y enfrentamientos entre culturas.


Tengo el convencimiento, que esta segunda premisa, no nos cuesta ni nos costará trabajo. España, Andalucía y Huelva, hemos sido crisol de culturas, durante siglos en nuestro territorio; han llegado pobladores de creencias y razas, heterogéneas y muy diferentes a nosotros, culturas que hemos entremezclado y de las que aún participamos, eso nos indica que, la interculturalidad, lejos de ser perjudicial, puede resultar enriquecedora.