La manipulación no es la razón del accionar de los TLP.
La razón es el profundo mal sensible que tratan de calmar de cualquier forma.
Gracias a la desinformación y la exposición negativa y también imprecisa del Trastorno Límite de Personalidad eminentemente en los medios, es esencial aclarar varios de los mitos más frecuentes y conflictivos sobre el TLP.
Por lo previo, lo que prosigue es una lista de los siete mitos más habituales y omnipresentes en relación al Trastorno y de la gente que lo sufren, tal como los hechos sobre este padecimiento que contrarían estos mitos.
Mito 1: Personas con TLP son manipuladoras y siempre y en todo momento tratan de llamar la atención.
Este se encuentra dentro de los mitos más frecuentes sobre el TLP. En verdad, este mito es tan común que está no solo en los medios, sino más bien asimismo en la literatura clínica, académica y de investigación. Indudablemente, cualquier persona que estuvo en una relación con un individuo con TLP, así sea un familiar, amigo o pareja, puede entender el origen de este mito.
Para el resto personas, pareciese tal y como si el enfermo con TLP estuviese intentando de manipularlos deliberadamente. Lo cierto es que, más allá de que la manipulación es consecuencia de un individuo con accionar de TLP, la manipulación no es la razón del accionar. La razón del por qué razón lo hacen, es por el profundo mal sensible que tratan de calmar de cualquier forma.
Al paso que los síntomas del tolerante con TLP tienen la posibilidad de arruinar y realizar estragos en las relaciones, esa no es la intención del accionar.
Mito 2. Personas con TLP son individuos violentos, con un prominente peligro de dañar a otros.
Esto sencillamente no es verdad. Pese a la manera en que de forma frecuente son retratados los pacientes con TLP, en las pantallas enormes y pequeñas, la gente Borderline, en la mayoría de los casos no son violentos y el peligro de que lastimen a otra gente verdaderamente es bajísimo. En verdad, bastante gente con TLP harían todo lo que es posible para eludir herir a otros en cualquier forma, sacrificar sus pretensiones y intentar llevar a cabo feliz a el resto.
Muchas veces, la gente con TLP tienen temor de estar solos y quieren desesperadamente aferrarse a sus relaciones; por ende, con frecuencia se van del sendero para cuidar de el resto. Indudablemente no desearán llevar a cabo nada que logre ocasionar que alguien los deje o los rechace. La mayor parte de los estudiosos están en concordancia en que la gente con TLP, es considerablemente más posible que se lastimen a sí mismos a que lastimen a otra gente.
Mito 3. El Trastorno de Personalidad Límite es una sentencia de vida.
Hasta hace múltiples años, la multitud creía que el TLP era insanable, y que cuando se diagnosticaba el trastorno se debía vivir con él para toda la existencia. En verdad, esta pertence a las causas del por qué razón ciertos médicos se negaban a hacer un diagnostico a los pacientes con TLP, en tanto que temían que los pacientes se sintiesen apesadumbrados con el diagnóstico y que fuesen juzgados como intratables. En este momento entendemos que esto no es verdad y que el TLP verdaderamente tiene un buen pronóstico.
En verdad, las indagaciones recientes proponen que la gente tienen mucho más posibilidades de volver como estaba del TLP que del Trastorno Bipolar. O sea probablemente gracias a un mayor conocimiento en relación al TLP, tal como mejoras en los tratamientos de este trastorno. El mensaje clave es que hay bastante promesa para la gente diagnosticadas con Trastorno de Personalidad Límite, en tanto que la mayor parte de los pacientes con un régimen conveniente consiguen volver como estaba de este trastorno y desarrollan una vida servible que quieren vivir.
Mito 4. El TLP es intratable.
Este mito está relacionado con el previo y es atrayente entender el motivo se desarrolló. Antes que se contara con el nivel de conocimiento que en este momento se tiene sobre el Trastorno de Personalidad Límite, varios expertos de la salud psicológica tenían muchas adversidades para tratar a la gente con TLP al ver que sus tratamientos no funcionaban.
Por ende, eligieron que el TLP era una patología no tratable. Esta era una actitud completamente equivocada. Es como en el momento en que uno escoge ir al gimnasio por vez primera y también procura en balde alzar una pesa de cien kgs. y ahora, concluye que no es con la capacidad de alzar cien kgs. de peso.
Una secuencia afín de acontecimientos ocurrió respecto a los tratamientos para el TLP. En este momento se conoce que los tratamientos precedentes no eran efectivos.
No eran especialistas, ni estaban basados en un óptimo entendimientos de las causas del trastorno; sencillamente no funcionaban y no era culpa del tolerante o del Trastorno. No obstante, por dado que los tratamientos precedentes no funcionaran, no quiere decir que el TLP no logre ser tratado.