La procedencia del bullying no es de hace poco, por el contrario, su origen es de hace muchos años. Inicialmente aparece por medio de burlas que van aumentando su nivel de crueldad hasta llegar a bullying con agresiones físicas que pueden ocasionar la muerte y/o el suicidio.
Del bullying se derivan los casos de acoso escolar, donde las intimidaciones se realizan por compañeros del colegio en las instalaciones principalmente, y luego, fuera de ellas.
Lamentablemente las instituciones educativas se han convertido en ambientes poco estables, convivencialmente hablando, cuando no se fomentan buenas bases para las relaciones interpersonales por parte de la comunidad directiva que garanticen un ambiente adecuado y propicio, pues un lugar de suma importancia donde los niños y jóvenes pasan gran parte de sus vidas.
Mediante la comunicación en primera instancia, se puede manejar y prevenir el bullying o el acoso escolar. Esto generará confianza entre el agredido y le será mucho más fácil comunicar y expresar la situación por la que esté pasando.
Muchas veces las conductas agresivas son aceptadas y reforzadas por los padres o responsables del menor, que justifican que son circunstancias que los niños tarde o temprano tendrán que vivir para saber cómo defenderse y que, no tienen repercusiones ni consecuencias más graves que una herida producida por un “simple” golpe. Lo que estas personas desconocen e ignoran, son los índices de muertes provocadas por los agresores que llevan sus casos a niveles extremos, desatando su furia y desahogo de los entornos inestables y violentos de los que muchas veces, ellos ya son víctimas y ahora victimarios.
El uso de la violencia no es, por ningún motivo, un mecanismo para la resolución de conflictos. Bien claro y cierto es el famoso dicho de que “la violencia sólo genera más violencia”.
¿Cuál es la solución que le estamos dando?
Si estamos pensando que la forma de reaccionar en estos casos, es el de responder un golpe con otro golpe, estamos completamente equivocados. Esto es lo que le enseñamos a nuestros hijos o menores cercanos y eso es, lo que probablemente, ellos le enseñarán a sus hijos. Suficiente tenemos ya con los actos delictivos que también provocan el aumento de los índices de violencia en países latinoamericanos, principalmente.
A esto se le debe adicionar los casos de maltrato físico entre mujeres y hombres, el maltrato infantil, la intolerancia y la discriminación por tono de piel, acento, país de procedencia y otras diferencias que absurdamente incrementan los registros.
¿Es este el país que queremos?
Pues es este el país que estamos formando con la forma de actuar frente a muchas circunstancias que son tema para otras secciones, pues son muchas las cosas que podemos hacer por nosotros mismos.
Si ha respondido con una negación, lo invito a que como adulto, menor, mujer, hombre, joven, niño, niña y por sobre todas las cosas, como persona, tome las medidas que se requieren para detener los casos de matoneo, acoso escolar o como es popularmente llamado bullyng.
Somos capaces de ofrecerles a nuestros niños y niñas buenas bases éticas para su formación en el transcurso de su vida, serán ellos quienes tendrán en su poder las decisiones del país en el futuro, serán ellos los nuevos constructores, dueños de sus vidas y quienes cuiden de las nuestras cuando los años ya nos hayan alcanzado y nuestras cabezas se vean inundadas por raíces tan blancas como las nubes.
Los principios, que podremos forjar en ellos serán las virtudes necesarias para un buen proyecto y desarrollo de vida. A esto, agregando la tolerancia y el respeto, podemos estar por bien servidos, pues son las bases de las relaciones a nivel social algo con lo que inevitablemente nosotros y ellos se encontrarán a lo largo de la vida.