El acoso escolar es un comportamiento agresivo y perjudicial de un niño o grupo de niños, que sienten mayor poder y control hacia otro niño más vulnerable y que se repite de manera reiterada y sistemática. La agresión puede ser tanto verbal como física.
Convirtiendo al niño agredido en víctima de manera reiterada de tales abusos y maltratos. Para que se considere bullying o acoso escolar, el comportamiento debe ser agresivo y violento, que incluye un desequilibrio de poder y la repetición, que puede darse en la escuela y fuera de ella.
Que formas se pueden defender
Existen una diversidad de formas de defensa que el niño agredido puede utilizar para contrarrestar el problema de acoso. La primera de ellas es denunciarlo. Hablarlo primero que todo con los padres y maestros en el colegio.
Si se calla por temor es un error muy grave que se comete porque al demostrar temor o miedo que es lo que sus victimarios buscan está contribuyendo a que los ataques aumenten y se hagan más violentos, ya que el o los acosadores quieren el control y el miedo de la víctima les incita a continuar con la violencia.
¿Qué puede hacer el colegio?
El colegio tiene la obligación de escuchar con atención las quejas del niño agredido y actuar de manera inmediata, porque si no lo hace puede contribuir a que este comportamiento de acoso se vuelva aún más reiterado y con mayor fuerza hacia la víctima.
Los niños agresores, buscan provocar en sus víctimas un total descontrol de sus emociones, haciendo que lloren, sientan miedo y pierdan el control, con el fin de envalentonarse y sentirse poderosos. Es fundamental es enseñarle al niño agredido a mantener el control ante las insinuaciones y provocaciones, para que el agresor pierda interés y deje de molestarlo. Algunas recomendaciones son: respirar profundo y contar lentamente hasta 10.
Mostrar seguridad, confianza y valor por sí mismo, transmitiendo un mensaje claro y directo sin necesidad de recurrir a las palabras y golpes. Manteniendo el contacto visual, pararse derecho, caminar tranquilamente y con seguridad, alejarse con determinación y respeto, establecer límites, parado de frente al agresor con las palmas de las manos abiertas y decir basta, en un tono de voz firme y fuerte, entre otras.
¿Que piensa el agresor?
Lo que quiere el agresor es hostigar y agredir a los débiles. Por lo tanto, el niño o niña agredido se enfrentará a escuchar muchos insultos, por lo tanto, es importante explicarle técnicas para evitar provocaciones, por ejemplo, ignorar, dar vuelta atrás y alejarse, no escuchando ni creyendo en los insultos.
Evitar que el niño devuelva los insultos, puesto que agravará el problema y no se resolverá. Para que las palabras hirientes no lastimen la autoestima, seguridad y confianza del niño agredido, se le debe enseñar a no prestar atención a las palabras agresivas.
El proyecto Bullying ha provocado un movimiento nacional e internacional para detener la intimidación transformando las vidas de los niños y cambiando la cultura de la intimidación por una de empatía y acción.